Lamentablemente, todo lo que he escuchado y leído desde entonces sólo ha servido para confirmar y afianzar mis peores temores. Pareciera que, ya sea por error o conscientemente, nuestras autoridades nos han involucrado de manera directa en un conflicto que no es nuestro y que todas las administraciones anteriores a lo largo de nuestra historia republicana habían tenido el sabio cuidado de evitar.
Cuando fui Director de la Policía Nacional el Servicio de Fronteras estaba bajo mi mando, por lo que me correspondía tratar con el señor Presidente de la República todo lo relacionado al accionar de las fuerzas de seguridad panameñas en la frontera con Colombia. Por esa razón conozco de los enormes esfuerzos que de manera prudente se realizaron, con éxito, para mantener una relación cordial y de cooperación con el vecino país , sin que ello implicara quedar envueltos en su conflicto armado.
Sucede que los países no tienen amigos, sino intereses. Por ello, desde que la guerrilla existe Colombia ha intentado, por todos los medios que ha considerado conducentes, que Panamá sea parte de su guerra. En la práctica eso significa que nosotros persigamos a los guerrilleros y que los ataquemos junto con el ejército colombiano, lo que a su vez nos convierte en blanco potencial de todas sus ofensivas.
Siendo esta práctica muy perjudicial para la seguridad de nuestro país, todos los gobiernos anteriores al actual han comunicado a Colombia de manera directa, con hechos y con palabras que sólo nos dedicaríamos a cuidar la integridad territorial y la soberanía de Panamá
En el campo, eso se traduce en que nuestras unidades de fronteras, por lo menos hasta el gobierno anterior, tenían la orden expresa de no disparar a los guerrilleros a menos que fuese en defensa propia o para defender a ciudadanos o poblaciones panameñas que hubiesen sido atacados. Si una patrulla nuestra encontraba a una de las FARC o a cualquier otra persona no nacional dentro de nuestro territorio debía primero conminarle a salir de Panamá y regresa a suelo colombiano, cosa que sucedía así en la gran mayoría de las ocasiones, sin que hubiese víctimas de ningún tipo.
Es por ello que llama la atención el hecho de que nuestras unidades hayan intercambiado disparos con presuntos guerrilleros y que además hayan matado a tres de ellos. Esto no parece casual y a mi me indica que pudiese haberse dado un cambio en nuestra política hacia ese conflicto, lo que originó otro tipo de ordenes para nuestros policías. Esta tesis se refuerza con todos los pronunciamientos públicos de los más altos funcionarios colombianos, incluyendo al Presidente Uribe, quienes han dicho que se trató de una operación conjunta, específicamente un bombardeo y que por ello felicitan a Panamá.
Ojalá que el Presidente Uribe, sus ministros y personal militar y policial estén mintiendo, pues si lo que dicen es cierto, Panamá lo pagará con vidas inocentes y posiblemente no sólo en Darién.
En el concierto de las naciones Panamá siempre ha guardado una posición objetiva y neutral, manteniendo relaciones cordiales con todo el mundo y sin comprometerse ideológicamente con ningún extremo. Espero que este siga siendo nuestro norte. Jugar a los buenos y los malos le sale muy caro a naciones tan pequeñas y vulnerables como la nuestra, si no me creen, pregunten a los que no podrán recuperar su vista sólo porque ahora no nos gustan los doctores cubanos.
QUE ESTÉN BIEN!!