Poco a poco se va aclarando el panorama y podemos ver con más certeza hacia dónde nos dirigimos. Por ahora, aunque es muy prematuro concluir algo, el saldo es ligeramente positivo. De los retos que ayer mencioné que tiene el Ministerio Público para demostrar que sus recientes acciones están bien intencionadas, ha superado parcialmente uno.
Las actuación de dicha entidad anoche, protagonizada por el fiscal de la causa, se mantuvo dentro de la lógica jurídica y de las costumbre y usos del foro panameño. Si bien fue ilógica la orden de conducción directa dictada contra alguien que no había incumplido ni siquiera una citación, prevaleció la razón cuando el funcionario no cedió a las presiones mediáticas de imponerle la medida cautelar más grave a quien, desde el punto de vista de la práctica judicial consuetudinaria, no debía sufrirla en este momento.
Digo que estos hechos arrojan un saldo positivo porque se han respetado las normas y garantías constitucionales y legales del acusado y al mismo tiempo se ha creado un precedente de que en Panamá se puede investigar a cualquier persona.
Ahora falta que entendamos que investigar y condenar no son sinónimos. Todos los investigados deben tener pleno derecho a defenderse y a que se reconozca públicamente su inocencia si no se les puede demostrar su culpabilidad.
Pero esos pasos hacia la justicia de calidad que todos queremos y que tanto necesitamos no sólo deben ser tomados por el Ministerio Público y por el gobierno, pues todos los ciudadanos, grupos organizados, empresas y la sociedad en su conjunto debemos poner nuestro grano de arena. En este caso específico, algunos medios de comunicación escritos deben comprender y aceptar que no es sano que quieran usurpar las funciones del Ministerio Público y del órgano Judicial. Hay medios escritos que abiertamente han abandonado su sagrado deber de informar y lo han sustituído por el interés de forzar las opiniones e intereses de personas particulares sobre el colectivo. Así como no es bueno que el órgano Ejecutivo tenga injerencia en la aplicación de la justicia, tampoco lo es el que un medio pretenda erigirse en juez de la sociedad y condenar a quien le parezca apropiado.
Todos debemos permitir que tanto fiscales como jueces decidan las causas y evitar ejercer sobre ellos presiones indebidas. Sólo así lograremos una verdadera justicia y la paz y la tranquilidad que eso conlleva. Sólo así tendremos procesos imparciales y transparentes que permitan la condena de los verdaderos culpables.
Le quedan muchas cosas pendientes al Ministerio Público, pero muy importante es el demostrarnos que no hay selectividad a la hora de escoger a los investigados y que por tanto, a todos los supuestos escándalos y denuncias publicados en los últimos años se les dará igual trato que a los que han decidido ventilar primero.
QUE ESTÉN BIEN!!
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miércoles, 30 de diciembre de 2009
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