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miércoles, 23 de enero de 2013

OJO CON LO TUYO

Todos sabemos que gastar mucho no necesariamente conduce al progreso.  Si el gasto no es bien administrado su efecto puede ser de retroceso.

Un ejemplo claro de esta situación es el aeropuerto de Tocumen. Muchos satélites nuevos, áreas de tiendas, restaurantes, etc., pero baños sucios y dañados, un sistema de migración que no funciona, correas de recibo de equipaje insuficientes, mal servicio al pasajero, etc.

Pareciera que todo esta hecho con material barato y sin tener en cuenta ni por un segundo la comodidad del usuario.  Además, es clara la falta de mantenimiento de las instalaciones y la poca o ninguna fiscalización del servicio que brindan las aerolíneas.

El domingo me tocó sufrir nuevamente el poco espacio que hay en migración, así como el nulo respeto por la supuesta fila para panameños y residentes.  Vi cómo unos señores maltrataban a los turistas exigiéndoles un pago en efectivo para poder utilizar los carritos porta equipaje, tuvimos que esperar más de una hora para que nos entregaran las maletas porque Copa no tenía suficiente personal esa noche y así, un largo etcétera que se resume en un pésimo servicio.

Si bien es preocupante la situación de Tocumen y aun más con todos los millones que se han gastado allí, lo realmente espeluznante es el problema de fondo y es que desde hace muchos años, lo cual se ha venido agravando poco a poco,  a los funcionarios no les importa el resultado de los gastos.  Pareciera que lo imoprtante es gastar y ya.

Esto no puede seguir. Si no nos convertimos TODOS en fiscalizadores del gasto de nuestro dinero vamos a quedar eventualmente en quiebra.

Estamos a tiempo de rectificar, pero hay que empezar ya.  El gasto tiene que ser proporcional con el bien o servicio que se recibe, tiene que ser hecho de acuerdo con un orden lógico de prioridades y sobre todo, tiene que beneficiar a la gente.

QUE ESTÉS BIEN!!


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