Dando seguimiento a las anteriores entradas sobre este tema debo decirles que hoy en día tengo miedo de las cosas que están por venir para nuestro país si la actitud del Ministerio de Gobierno y Justicia y en especial del señor Ministro no cambian.
Mi temor parte del hecho de que mis dos anteriores escritos estaban fundamentados en apreciaciones de lo que podría pasar si ciertas cosas que yo únicamente sospechaba fuesen realidad. Eso dejaba un espacio para la posibilidad de estarme equivocando en mis análisis, lo que a su vez me producía tranquilidad. Lamentablemente, todo lo malo que suponía podía estar ocurriendo en efecto es una realidad.
Las recientes declaraciones del señor Ministro de Gobierno no dejan duda alguna. Él ha señalado abiertamente que va a atacar a las FARC cuando entren a suelo panameño y adicionalmente ya ha advertido que espera más enfrentamientos. Ya esto tuvo sus reacciones y el señor Ministro tuvo que "matizar" sus palabras diciendo que no quiere una guerra con las FARC.
Lo terrible de todo esto es que cuando un Ministro se ve forzado a decir públicamente que no quiere una guerra es porque está consciente de que ha dicho y/o hecho cosas que indican lo contrario.
No se trata de negarle a los panameños que viven en Darién su derecho a la vida y a la tranquilidad, sino todo lo contrario. Hay que cuidarles, pero de manera inteligente, pues el remedio no debe ser peor que la enfermedad. No hay nadie más consciente que los que hemos tenido que ver con el tema de que hacen falta muchas cosas en nuestra frontera con Colombia, incluyendo más seguridad, pero no podemos usar eso de excusa y poner en riesgo a los panameños que viven o trabajan en esa región por intentar un enfoque que ya ha sido estudiado científica y técnicamente y que sabemos que no es efectivo.
Es un hecho que todos los gobiernos panameños del pasado, independientemente de su bandera política o su ideología han tratado este tema de igual forma. Panamá se ha mantenido neutral, defendiendo su territorio cuando ha sido necesario, pero sin inmiscuirse en el conflicto.
En la práctica esto ha significado que la policía siempre había tenido la orden de no disparar al encontrarse con guerrilleros, a menos que fuese necesario para preservar su vida o la de los pobladores de esas áreas. El procedimiento indicaba que se debía dialogar con estos individuos y conminarlos a abandonar voluntaria y pacíficamente nuestro territorio, lo que ocurría en la gran mayoría de las ocasiones.
Este proceder no ha sido perfecto, pero sí ha probado ser el más efectivo dentro de nuestras circunstancias. Esa región del país no ha estado excenta de situaciones violentas y de inseguridad, pero lo que ha ocurrido no es ni siquiera la punta del "iceberg" de lo que podría pasar si de hecho declaramos una guerra a las FARC, independientemente de las causales que se argumenten para sustentar tal decisión.
La única razón lógica para que los conflictos hayan surgido tan pronto llegó al poder el actual gobierno es que la orden de no disparar antes de dialogar ha sido cambiada, lo que se confirma con los repetidos señalamientos públicos del Ministro de Gobierno.
Pero lo peor es que esa decisión no pareciera tener fundamento lógico, pues una guerra, ya sea declarada o no, contra las FARC en nada ayudará a disminuir el trasiego de drogas a través de nuestro país o la inseguridad que se vive en Darién. Entonces surge la duda de si se trata de criterios ideológicos personales que se convierten equivocada y peligrosamente en políticas de Estado. Ojalá que no sea así. Dios quiera que los que manejan la seguridad de nuestro país entiendan que este experimento será muy costoso, pues se pagará con vidas humanas, vidas de panameños humildes.
Otro día podemos hablar de lo que sí le haría muy bien a Darién pero por ahora y para no aburrir, sólo diré que allá hace falta mucho más construir que destruir.
Una de las cosas que diferencia a los buenos de los malos es que los primeros no creen que el fin justifica los medios y por lo tanto son incapaces de poner a personas en peligro so pretexto de un "bien mayor". Si perdemos eso, ya nos hemos cambiado de bando.
QUE ESTÉN BIEN!!
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lunes, 15 de marzo de 2010
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