Me encantaría estar equivocado cuando preveo cualquier situación peligrosa o dañina para otras personas o para el país entero. Lamentablemente ese no ha sido el caso con respecto a mi escrito anterior sobre este tema.
El comunicado de las FARC, del cual hemos tenido conocimiento recientemente, pone de manifiesto que, independientemente de lo que haya ocurrido en realidad, ellos interpretan que por primera vez en la historia Panamá ha tomado partido en esta guerra que no le corresponde. El solo hecho de que esa organización se dirija al Estado panameño es a la vez preocupante y vergonzoso.
Preocupante porque, para quienes hemos lidiado con estos temas, el comunicado constituye una clara amenaza, aunque no haya sido directa y vergonzoso porque la actuación del gobierno panameño nos ha llevado a relacionarnos con un grupo de los más violentos, despiadados e inhumanos de la historia, quien se dirige a nosotros como si fuésemos iguales. En pocas palabras, el gobierno nos ha bajado de nivel.
Que quede claro que no critico de manera alguna la defensa de nuestro territorio, pues considero que es uno de los más nobles oficios en los que un panameño se puede involucrar, además de ser un sagrado deber constitucional, legal y sobre todo, moral. Lo que me parece incorrecto es el cambio de perspectiva, el cual nos ha llevado a ser parte de una guerra ajena. Una cosa es sacar a cualquier intruso de nuestro territorio, sea quien sea, venga de donde venga y utilizando nuestros propios criterios y métodos y otra muy distinta es establecer procedimientos especiales y en conjunto con otra nación para cuando los intrusos pertenecen a una determinada organización.
La defensa del territorio panameño no se puede llevar a cabo tomando en cuenta los intereses de ningún otro país, ello se tiene que hacer de acuerdo a lo que le es más beneficioso a Panamá, inclusive si ello no es lo mejor para nuestros vecinos. Así es como se ha hecho en el pasado y nos ha dado excelentes resultados, entonces ¿por qué cambiar ahora?. ¿acaso se busca un acercamiento con alguien más?, ¿tal vez con un país más grande? ¿o será que el gobierno nos quiere "alinear"?. Si ese es el cálculo, mi opinión es que los peligros y consecuencias negativas serán mucho mayores que los beneficios y lo peor es que los primeros en pagar el precio de esa decisión serán humildes panameños.
La retórica de los funcionarios al hablar de este caso no contribuye a calmar las preocupaciones que muchos tenemos, mas bien las empeora. Hemos sido testigos de lo que en buen panameño se conoce como "rofeo", lo cual resulta improcedente en general y sobre todo en situaciones en los que no hay como apoyar las palabras con hechos.
Si la estrategia de defender el territorio panameño basada en el diálogo y en el uso de la fuerza sólo como último recurso hubiese fallado en el pasado yo entendería todo este peligroso cambio, pero esa no es la realidad y sinceramente yo prefiero la vida de cualquier panameño a mil felicitaciones de mil presidentes, ministros o generales extranjeros.
No tratemos de entrar a un juego para el que no estamos preparados y en el cual no tenemos ninguna necesidad de participar. Recordemos también que en estos menesteres existe lo que se conoce como "el punto de no retorno", lo cual no permite recapacitar una vez se llega al mismo. De allí en adelante habremos entrado en el mismo círculo vicioso en el que se encuentra nuestra vecina Colombia, el cual sólo produce muerte, desolación y pobreza.
QUE ESTÉN BIEN!!
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jueves, 11 de febrero de 2010
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