Así le llamo yo al nuevo Papa. Probablemente me dirás que más apropiado sería Francisco el humilde o el pobre, pero yo no lo creo.
Los líderes espirituales deben considerar lo material como secundario, por ello deberían ser humildes y pobres por definición. Sin embargo, cuántos lo son o lo han sido a través de la historia? Es allí donde radica lo especial de Jorge Mario Bergoglio, lo que hace es consecuencia de lo que dice.
Este hombre, que es considerado por muchos cientos de millones de personas como un enviado de Dios, hace todo lo posible porque sus pies nunca abandonen el suelo, por no perder jamás contacto con su propia humanidad y con la de los demás.
Esta es la razón de fondo de la especial reacción que propios y extraños tiene con respecto a él. Piénsalo, cuánta gente es consecuente hoy día?, y de ese pequeño grupo, cuántos son líderes?
La realidad presente va en la dirección opuesta. El liderazgo, sobre todo el político, se gana y se ejerce diciendo una cosa y haciendo lo contrario. Bergoglio nos está demostrando que la gente ya se cansó de eso.
Al margen de lo religioso, el Papa es un jefe de Estado, que en mayor o menor medida rige la vida de más de mil millones de personas esparcidas por todo el planeta. Esas son credenciales suficientes para que todos los líderes del mundo pongan atención a lo que él hace y al efecto que sus actuaciones pueden tener en quienes ellos pretenden guiar.
Ya hay multitudes pensando y diciendo: Si el Papa puede preocuparse y trabajar por los marginados, ¿por qué no lo puede hacer mi Presidente?, si el Papa tiene acceso a los mayores lujos y decide vivir de forma austera, ¿por qué los políticos de mi país derrochan los fondos de todos?
El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que escuche. Francisco el consecuente ha elevado la barra para todo el que pretenda ser líder y su ejemplo va a trascender mucho más allá del mundo religioso o espiritual.
QUE ESTÉS BIEN!!